Todos los seres naturales y artificiales tienen fines, fines que están definidos a partir de lo que son en acto, a partir de su esencia y forma, y a cuya realización aspiran.
Llamamos fin al término de una acción, al acabarse una actividad; pero en la filosofía aristotélica el sentido más importante de este concepto es otro: fin como aquello en virtud de lo cual se hace algo, como el motivo o finalidad de una acción. La noción de fin es muy importante en la física y ontología aristotélica pero también está presente con claridad en su antropología y en su ética. Así, por ejemplo, la teoría de la virtud se construye a partir de la reflexión relativa a la finalidad propia del alma humana y de sus partes, al igual que la concepción de la felicidad como el fin último de la actividad humana.
Aristóteles defenderá la existencia de un fin final cuya realización es el máximo y principal afán humano y que hace que "el deseo no sea vacío y vano", y llamará felicidad a dicho fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario