Si supieras…
Si supieras lo que me evoca tu nombre, tu imagen…tu recuerdo…, ya no encuentro una sola señal que me traiga la esperanza de que lo nuestro tiene algún sentido seguir viviéndolo, me siento igual de sola cuando estás como cuando te vas, cada día me pregunto qué es lo que me hace seguir contigo y siempre encuentro la misma respuesta: Los sueños, la imagen que he creado de ti…es tan diferente a lo que mis sentidos perciben al tratarte, al verte día a día, quién es esa que me persigue en los sueños, que me ata a ti.
Siempre que me miras te vuelvo a echar de menos, dónde estás ¿te he llegado a conocer alguna vez? Sigo envuelta en esta melancolía que me tiene atada de pies y manos, no me deja avanzar; ahora estarás pensando en todo eso que te hace tan feliz, me alegro tanto de que lo seas pero no sabes lo que me entristece que yo no sea la causa de esa felicidad, que hayas encontrado ese fin último tan buscado por todos y que yo no haya aportado nada para que lo encuentres; creo que en tu vida ya no valgo para nada, lo tienes todo, solo soy quien te espera o mejor dicho quien espera a esa persona de mis sueños que no sé porqué habita detrás de tus ojos, puedes ser feliz sin mi así que no tendría sentido que siguieras a mi lado, junto a una persona que ha perdido su utilidad en tu vida.
Me siento tan inútil, cómo no he podido ser capaz de llenar tus vacios, qué es lo que he hecho mal.
Otro hora día si ti y otro motivo que se suma, cuando vuelvas volverás a llenar el silencio de la habitación pero esta no recordará mi voz.
Creo que tú también lo sientes, pero presa de mi tristeza no te atreves a decírmelo.
¿Te enseño esta carta o la dejo pasar? Yo soy la única cobarde de las dos, me tiene presa el miedo, el miedo a que sea cierto todo esto que escribo.
Siento que ya no formo parte de tu vida, cada día me siento un poco más lejos de ti, sin darte cuantas me has dejado como a un viejo muñeco roto en un cajón. Sí, es verdad, soy una infeliz, te envidio, tengo que dejar de lamentarme, no soluciono nada si sigo llorando tu ausencia, hay que ser realistas, solo soy unos metros de tu camino.
Da igual que me quede o que no me quede, se que te es indiferente como el color de la camiseta que te pongas mañana o lo que decidas comer.
No creo que me quieras como se quiere a alguien al que amas, creo que me aprecias por el tiempo que hemos convivido juntas, creo que no debería, si me amaras, necesitar que me necesites…
Y ahora lo entiendo, es por eso que me amas, porque no me necesitas, esa es la respuesta, cuando amas a una persona la quieres por cómo es no porque la necesites para vivir. Porque puedes vivir sin mí no eres mi esclava, eres fuerte y quieres de una forma madura, sin ataduras, tu forma de amar te hace libre y soy yo la imbécil y nunca mejor dicho soy etimológicamente una imbécil, según la palabra de raíz griega eran esas personas que necesitaban un bastón, un apoyo para poder andar, así me he comportado contigo, como si necesitara de tu apoyo para vivir, como una coja de la vida que no puede valerse de sus piernas.
Si supieras lo que me evoca tu nombre, tu imagen…tu recuerdo…
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